Los Muiscas habitaron en el Altiplano Cundiboyacense, entre los años 1200 y 1538, ganaron reconocimiento sobre los demás grupos del territorio debido a que poseían control sobre las minas de sal de Zipaquirá y Nemocón.
Esto les permitió conseguir un avance considerable en cuanto a conservación de alimentos y les dio una importante ventaja competitiva a la hora de comerciar con otras tribus. De hecho, los Muiscas acudían a los tres grandes mercados que se desarrollaban en la época: Bacatá (Bogotá), Chocontá y Hunza (Tunja). Solían comerciar con tribus de los llanos y de la costa (Tayronas). Ellos cambiaban productos de primera necesidad, como sal, maíz, miel o frutas, por otros más lujosos, como el oro, esmeraldas o el algodón, que transformaban en objetos de orfebrería y textiles, que ofrecían en el mercado.
Llegó a tal punto su pericia en el comercio que los Muiscas desarrollaron medios contables, diferenciando el producto inicial del final, con el valor agregado que este conlleva. En el caso de no utilizar el trueque, los Muiscas usaban posiblemente unas monedas de oro llamadas tejuelos.
Otra muestra de su avance cultural fue el código Nemequene, que se transmitía oralmente y que contenía las leyes por las cuales se regían los Muiscas.
La vestimenta consistía en mantas de algodón, ruanas o ponchos, debido al clima frío en que habitaban. La ropa que ellos mismos tejían, les daban color con tintes vegetales.En momentos importantes sean festivos o ceremoniales adornaban sus ropas con piezas de oro y, para acudir a un funeral, se vestían de color rojo.
Se destacaron en su orfebrería, dominando el metodo de la cera perdida.
Foto 1 y 2. Balsa de oro precolombina, sociedad Muisca, con figuras antropomorfas y uso de mascaras antropomorfas, Bogota Colombia.
Cruz María Dimaté y es uno de los campesinos que encontró esta balsa en 1969, dentro de una vasija de cerámica en una pequeña cueva del municipio de Pasca, al sur de Bogota. Fundida en una sola pieza en un molde de arcilla, fue elaborada entre los años 600 y 1600 d. C. por fundición a la cera perdida en oro con una pequeña cantidad de cobre.
La figura hace alusión a la ceremonia de la leyenda de El Dorado. Representa el acto de investidura de jerarquía y poder de los jefes Muiscas que se celebraba en la laguna de Guatavita, en el cual el heredero del cacicazgo cubría su cuerpo con oro en polvo y acompañado del pueblo arrojaba oro y esmeraldas como ofrenda a las deidades.
La pieza tiene una base con la forma de una embarcación de troncos con unas dimensiones de 19,5 x 10,1 cm y varias figuras sobre la balsa; la figura de mayor tamaño que se destaca en la mitad aparentemente representa al cacique, el cual está adornado con tocados, narigueras y orejeras, mide 10,2 cm de altura y está rodeado por guerreros que portan estandartes militares.
Por: Adrian Alejandro Mendoza
Carrera antropología
Villa Carlos Paz Córdoba Argentina
Facebook alejandromendozaarqueologia@hotmail.com
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